Ahí una pregunta fundamental. Y yo te invito a que esta noche la respondas, estés como estés. Hasta los pequeños pueden llorar (N.T. En la sala había algunos bebés que lloraban). Déjalos, no te apures.
Ahí una pregunta fundamental. Y yo te invito a que esta noche la respondas, estés como estés. Hasta los pequeños pueden llorar (N.T. En la sala había algunos bebés que lloraban). Déjalos, no te apures.
No, de verdad. ¿Tú quieres ser feliz? No digo pasártelo bien, que eso ya sabemos que sí. No digo que todo te vaya bien, que eso y ahora mismo si o no Te puede cambiar la vida. ¿No digo que todo te salga según lo que tú planteas, que aquí todo lo que has empezado, verdad? ¿Las cosas vienen como vienen, verdad?
No, yo. La pregunta es si tú de verdad quieres ser feliz. Porque solo hay dos caminos. De verdad que no hay más. Uno es que tú seas feliz. Apáñatelas. Tú verás cómo la vida, móntate la vida. Esto es como la lotería. A unos le sale y a otro no le sale.
¿No digo que todo te salga según lo que tú planteas, que aquí todo lo que has empezado, verdad?
¿Las cosas vienen como vienen, verdad?
Y la otra es que te fíes de Dios. No hay más. De verdad, que no se engañe nadie. No hay más.
Dios tiene una intención sobre ti. Y es que seas feliz. Y que seas feliz. A tu manera y como eres, sin que te dé miedo, como eres, porque te modifica y es feliz. Y según Dios. Si cumplo lo que me han dicho que tengo que ser, eso es mentira. No hace falta que hagas nada, simplemente que te fíes del sueño de Dios sobre ti.
Y, ya está, ya está. Esta noche en que nos juntamos muchos que van a venir, mucha gente por aquí, que hablamos de vocación y hablamos, entonces la cabeza no, pero yo simplificaría todo muchísimo y lo único que me preguntaría es si me fío. No me fío de Dios. Si me fío que Dios quiere que yo sea feliz, ya está.
Sí, Señor, me fio de ti...
Jesús, en ti confio...
Confia...
Claro que hay mucha gente que cuando dice lo de Dios soy yo, entonces cura monjas, familia, te viene el agobio. No, no hay un paso. Primero que os pido que no nos saltemos. Yo ahora, así como aperitivo para otros años, he hecho una pequeña cartita que es una especie de subrayado.
Esto porque es que lo primero que Dios nos llama es a vivir, que somos bautizados. No saltéis este paso, voy porque en este paso estamos todos juntos, está el obispo, están los curas, está la monja, están los frailes, está vuestra familia, están los niños, están, estamos todos y hay una llamada fundamental que Dios tiene, es decir, mira, te metas en lo que te metas, elijas lo que elijas.
No te voy a dejar de querer. A ver, yo creí que te dije. Es que si no me meto a cura Dios no me va a querer. Error. Hay una llamada anterior que no os la saltéis nunca. Y es que Dios te dice mira, quítate de líos, hagas lo que hagas te voy a seguir queriendo un montón hagas lo que hagas.
Y entonces a uno se le quita la presión. No dije ah, o sea que decide yo y tú sí, hagas lo que hagas, me voy. Hacía de ti.
Y segundo paso. Entonces dice Dios, escúchame. Si quieres ser feliz, si quieres vivir tu bautismo. ¿Y vemos que en esto del bautismo es que tenemos una conexión tremenda, verdad? Hasta con los más pequeños. Y decimos si es que estamos todos. Y es que Dios nos va diciendo Tú te has metido en este lío perfecto, que bien que tenemos el mismo diálogo que os decía antes, pero ahora sólo queda un pequeño camino y es descubrir desde ese bautismo qué es lo que mejor cuadra con nosotros, con lo que Dios espera de nosotros.
¿Y cómo saber eso? ¿Cómo lo sé yo? Bueno, pues Jesús en el Evangelio lo primero, nos dice que nos atrevamos a rezar, no decir palabras, no a pedir, a pedir. ¿Sabemos mucho, no señor, que se cumplan, que eso sí somos expertos, no? Cuando Jesús le pregunta, los discípulos por la oración y dice primero escuchar a Dios a y segundo y esto que me pongo en la capilla.
Oye Antonio...
Oye María...
Oye José...
Y entonces ya, no, Dios no habla así. Lo primero que nos pide es escucharlo. Aquí en nuestra vida. Por eso los testimonios son tan importantes, porque son como plantillas que nos dan nosotros y nos dicen cómo habla Dios. Y empiezo a escuchar y a sintonizar su lenguaje. Dios está hablando en ti.
Dios ha puesto lo que queráis. Si alguien no lo oye, le apuesto lo que quiera que le está hablando. Dios. Luego os espero y os digo como pero Dios está hablando seguro, Escúchalo en tu corazón. Claro que para escucharlo en el corazón hay que sintonizar también con un elemento más que lo da el Padrenuestro. El Padre Nuestro se reza en casa y lo rezamos por las noches porque lo rezamos juntos antes.
El Padre Nuestro nunca se reza solo, siempre se reza con otros, siempre y cuando lo rezamos solos, inmediatamente estamos conectando con alguien que seguro que en ese momento está rezando. El Padre Nuestro. Porque el Padre Nuestro es la oración vocacional original que nos conecta con otros y nos dice que para escuchar a Dios tenemos que conectarnos con los otros.
Fiaros, fiaros de los que tenéis al lado porque os van a decir cuál es el sueño de Dios sobre vosotros. Fiaros de los críos, fiaros de los amigos, fiaros de la gente que os quiere, fiaros de los que la Iglesia os pone, fiaros porque como yo digo, Dios no es Harry Potter. Dios habla no con varitas mágicas, sino habla a través de la gente que tenemos al lado, los que tenemos al lado todo el día, tus amigos que habla, escuchado en el corazón, escuchar a Dios en los otros y escuchar a Dios en todo lo humano.
¡Mentira! Dios os está hablando incluso con los amigos que no creen y con la gente que está tirada y que lo está pasando fatal. Porque Jesús nos dijo Mirad, cuando hagáis algo a esto de mis hermanos más pequeños, a mí me lo hacéis.
Y cuando escuchéis algo a mis hermanos más pequeños, a mí me lo escucharéis. Escuchad, escuchad todo lo humano y entremos en algo precioso para la vocación, algo que nos tenemos que acostumbrar cuando tengo que saber el sueño de Dios sobre mí, lo tengo que preguntar a otros. ¿No soy yo el último criterio? ¿Eso lo saben los curas, verdad?
En el seminario lo sabe los religiosos y religiosas y lo saben los novios. Que el último criterio no es que yo me quiero casar, es que alguien también se quiere casar conmigo. ¿No? Pues eso pasa siempre, siempre. La vocación depende del discernimiento comunitario, siempre de ponernos con otros y de escuchar por otros, porque así es como se reza el Padre Nuestro y así es como Dios nos quiere.
Yo veo la cara que queréis ser felices y Dios quiere que seamos felices. ¿Dónde está el problema? Pues en ponernos manos a ello, ponernos delante de él, tener esta noche la posibilidad de escucharlo en el corazón, tener la posibilidad de poner hoy delante del Señor a toda la gente que camina con nosotros y que nos está apoyando y que nos quiere y que se convierte en su voz.
Poner a la gente más humana y toda la humanidad que tenemos a nuestro alrededor, que se está convirtiendo en llamadas de Dios y que a veces nos mete en crisis porque Dios también nos mete en crisis. No es que sea malo y a veces nos dan collejas, pero es que es bueno porque entra parte de este proceso y es un Dios que definitivamente nos quiere esta noche juntos sabremos nuestra vocación, renovaremos nuestra vocación cuando seamos capaces de hacer el Padre Nuestro con todos, incluso con los que no lo saben rezar.
Pues gracias, de verdad. Gracias porque no hay problema. No soy religioso con esto. Es que la gente cree que lo de la vocación es como aprender una carrera y que esto es mucho más sencillo. Es simplemente fiarse de Dios y fiarse de los otros. Ya está. Para eso no hay que pensar mucho, sino primero hay que abrir el corazón, pues esta noche cada uno, estemos como estemos, seamos obispos, curas, diáconos, religiosos, religiosas, marido y mujer, hijos y padres.
Hoy, esta noche, si somos capaces de en un segundo decirle al Señor que si aunque sea un segundo y que sea un sí de verdad y auténtico.
Habremos encontrado la felicidad y quedará para siempre, pues vamos a abrir el corazón y vamos a disfrutar que esto no es para venir a sufrir, que ya para eso ya se encarga muchas cosas y hay que esta noche no venimos a sufrir ni a pensar, ni Dios qué querrá de mí y Dios mío. No, no, relajaos, relajaos, fíate.
Dios y los demás van haciendo el resto, pues dejad que el Señor tire de vosotros y disfrutad. Disfrutad de la felicidad que el Señor nos da y que ya la tenemos dentro de nosotros.
© 2024 Jovenes Madrid, Delegación de Jóvenes, Arzobispado de Madrid.
© 2016 nicdark.com - University Theme
Deja una respuesta